Barrilete cósmico

martes, abril 25, 2006

Crecimiento, pareceres y elecciones


En una esquina de Capilla, tomando café con leche con medialunas. Relajado, haciendo un análisis del viaje.
Interesante, de conocimiento interno, conexión con mis realidades, de saber que se puede pensar bien y mucho, y sincronizar al mismo tiempo con los hechos que queremos ir concretando. De a poco tal vez, nada muy repentino, más bien logrando un equilibro previo que nos dé la confianza para seguir buscando nuevas realidades.

El cuestionamiento permanente no tiene mucho sentido, porque no conduce, más bien desgasta, las relaciones, las conclusiones –que siempre son necesarias-, las verdades que nos vemos obligados a ir formándonos. Por el solo hecho de no caer en la irremediable alternativa de ver todo de afuera, o sin pensarnos partícipes.

Esa participación mínima es imprescindible para que las cosas se den como las pretendemos. Y sí, siempre pretendemos, por más chico que sea el deseo. Pasa por la condición humana el siempre querer algo, y desafiarse para saber si es alcanzable por uno en la etapa de crecimiento en la que se encuentra.

Tengo ganas de sentir que puedo alcanzar lo que me proponga.
Del lado de al lado hay un deseo igual al que uno puede generar. Es sólo cuestión de ir a buscarlo, arremeter en la decisión de intercambiar pareceres y limitaciones. Así sólo se puede dar paso a lo que sigue, a lo que nos toca después de esto.

Siempre hay, mínimo, dos opciones, y la que elijamos depende del nuestros reflejos despiertos del momento, si estamos sanos y aptos para la mejor elección, que nunca sabremos cuál fue, porque sólo seguimos un camino.
Por eso mismo es que conviene someterse a la disyuntiva, a la situación de selección, lo más natural posible. Meramente para pasar a la instancia siguiente del juego, la que nos presenta nuevas chances de cambio, y de ahí nuevas oportunidades.

Cada puerta abierta es una oportunidad. De conocer, de aprehender, de indagar y vislumbrar, o tan sólo de relajar la mirada y aceptar las condiciones dadas.

Dadas las circunstancias, voy a abandonar la escritura para dar paso a la formación intelectual, leer un libro, que le dicen.

No hay que oponerse, sino proponerse.