Barrilete cósmico

domingo, diciembre 31, 2006

Mi afirmación divina para el 2007

Una experiencia poderosa. Una meditación que me adentra en las capacidades de realización. Concretar lo que deseemos. Conseguir lo que querramos.
Tener momentos de iluminación divina para permitirnos adentrar en los conceptos ajenos y divisar nuevas oportunidades.

Descanso mental para permitirse recorrer el trayecto y transitarlo sin mayores inconvenientes. Una posibilidad de escuchar sin pretender ser escuchado. Importa el parecer. Más bien es como tiene que ser y durante la experiencia nos permitimos transitar las singularidades de los imprevistos.

¿Hay algo por conocer? Todo, y en cada momento en que contamos y vivimos nuestras experiencias y compartimos los conocimientos nos brindamos nuestro Dios canalizado a través de quien lo escucha. ¿Debe importar algo más que lo que se sabe? ¿Tiene sentido preguntarse tanto si ni siquiera hay forma de responder lo vigente?
Cuanto más dejemos fluir el cuerpo dentro de nuestros pensamientos, más lindantes con la palabra divina estará.

Dios nos da la oportunidad de adentrarnos en nuestro ser y conocer el invalorable mundo que nos ilumina más allá de las dualidades visibles en lo intangible.
Al divisar tanto mundo real es inconcebible no pretender salirse por momentos. Sí, el mundo nos acoje, pero por momentos hay respetables deseos de apartarse por un rato y mostrarle algo de lo que se ve al resto.
Sumergirse en las banalidades de lo que se piensa es innegablemente inútil. No se puede transmitir lo posible ni lo visible.

Gente que riega su vida de felicidad concreta con devoción a los encuentros posibles con la tranquilidad.
¿Quién descansa sino el ego al permitirse delegar el protagonismo en algo del más allá? Existe. Está con nosotros. Nos rodea de percepciones y cuanto más hagamos por conquistarlo, la cercanía es inminente. ¿Se puede querer más?

Continuamos con el recorrido por la eterna pregunta y respuesta.

martes, diciembre 19, 2006

Sabia decisión

Las decisiones nunca deben estar fundadas en otras que alivianan la carga de la primera.
Eso será un traspaso de responsabilidades, sin tener claro si lo decidido es por sí solo lo correcto.

Hay que aprender a esperar el momento en que un hecho madura lo suficiente como para, recién ahí, sacar los frutos y degustar lo decidido, casi sin notar ese momento culmine y conflictivo a la vez, en que todo depende del camino que elijamos.

Tener poder de decisión no es optar sí o sí por algo sino tener la paciencia para que los hechos se acontezcan según deseamos, en el instante justo y preciso en que se hace carne el acto instinto de decidir.

Bien llevado casi ni deberíamos notar la diferencia entre decidir y actuar acorde a la intuición. Jamás una decisión debe estar basada en la opinión de otro. Esas elecciones terminarán flaqueando y nosotros culpando a quien nos aconsejó.

Y finalmente, saber que tras decidir hay que hacerse cargo de lo elegido. Pocas veces es tan relevante la decisión en sí, sino la fuerza y certeza que le pongamos a los hechos venideros. Ese empuje determinará si estábamos acertados o no. No hay vuelta atrás, es verdad, pero sí hay mucho por delante de una decisión. Todo.

Y relativizar la elección es clave para no trabar lo que el instinto quiere decirnos, y muchas veces lo bloqueamos metiendo demasiada cabeza.

Dejar actuar al corazón suele ser la más sabia decisión.

martes, diciembre 05, 2006

Luz, cámara...


En positivo, lo que desee es realizable.

Dedicación y perseverancia, saber que nada llega sin disciplina. Y subdividir toda meta en pasos cortos y concretos.
Apenas 25 años y capacidades para pensar y producir lo aún no alcanzado.
Todo es concretable. El punto es hacerlo.
De sueños vive el mundo. Lo que diferencia a los que lo creen posible y los que lo llevan a cabo, es un abismo.
El mismísimo abismo de la realización.

Saber ver más allá de la primera lectura. Aprender a leer.
Hacer rutina lo inevitable, y sorprender con creaciones instantáneas.

Cuanto más se deja de pensar a sí mismo, más conexión con herramientas generadoras se tiene.

Desplazar el problema del razonamiento, aumentar las capacidades de conciencia y permitirse fluctuar en la incerteza de no tener bien idea de a lo que se quiere llegar.
Mejor hacer hincapié en dónde se está.

Meras invasiones pasajeras que nos permiten imaginar mundos posibles. Y de la voluntad depende su concreción.
Si lo creés, hacelo.

No es cuestión de reparar mucho en los detalles del asunto. ¿Quién descubrió la pólvora pensando y repensando un tema? Más bien acudir a la chispa que surge de las combinaciones cruzadas.

Un inconcluso permanente no lleva más que a confusión e inseguridad ambivalente sin sentido.
Solo accionar. Del resto se ocupan los hechos.

lunes, diciembre 04, 2006

Verdades de mi amor

Hay que aprender a aceptar hasta lo que no nos gusta del otro,
Creyente incondicional de la potencialidad de quien nos acompaña.
Dar como un hecho que estamos solos a la larga en este mundo, y que es una simple elección entre infinitas la compañía a la cual brindarse en cuerpo y alma.

Darse para recibir
y fijarse en la paja propia antes que en la ajena, una buena forma de no enojarse por demás.
Escuchar. Disfrutar, hacer lo posible por seguir conociendo más. De uno y del otro.

Ir eliminando las mentiritas nervio0sas, gradualmente, sin impaciencia, a medida que se entra en confianza.
Confiar. No hay una sola razón para sufrir. Estar. Presente puro, con adaptabilidad de proyección, gradual, sin que duela.

Y de a poco, abrirse a los sentimientos y pensamientos. Iluminar, ser un admirador de las capacidades del otro, con moldeos conjuntos.
Jugar con la masa de acciones y reacciones, y darle forma amigable, amena, placentera.

Y permitirse disfrutar, sin limitaciones.
no existe el amor si se piensa a futuro o pasado, es acá, ahora, en lo que se vive juntos, el acto amoroso. Hagámoslo pues.