La verdad, una oportunidad aprovechada
La misma situación puede ser vista por uno como algo trágico o cómico según el modo en el que estemos. Modo on, modo off. Son perillas con un interruptor sumamente sensible a cualquier malestar, y ante la menor amenaza se corta la cadena de la abundancia y se restringe el acceso a burbujas más internas.
No hay caso, no se puede pensar más de una cosa a la vez, es contraproducente. O tal vez más que pensar, hacer. El acto es lo que pasa en esta realidad concreta, la terrenal y práctica. La que está bueno habitar y aprovechar, pero sin que esta nos haga vivir en un extremo de raciocinio que nos impida disfrutar. La realidad es buena mientras la soportemos. Y uno es capaz de elegir hasta cuánto está dispuesto a soportar. No está más que en nosotros la posibilidad de ver verdad. Porque la verdad que no hay nada más placentero que sentirse dueño de la verdad, aunque más no sea por un rato.
Nuestra realidad es adaptativa, principalmente a los dictados del amor, y luego a las sensibilidades particulares de cada cual.
Siento que mi cabeza no para de procesar cosas, y todas fluyen rápidamente entre verdades reveladas y deseos reprimidos.
En vos está tu realidad, en lo que seas capaz de ver o vislumbrar entre las verdades que se te ofrecen.
Nada más lejano que la idea de dificultad en el accionar. Nada pasa lo suficientemente distante como para no querer intervenir esa realidad de colores personalizables y estimulantes.
Los lazos que se tienden son los que luego nos permiten conocer más y mejores situaciones gratificantes para el espíritu.
La espiritualidad está dada por la fuerza que se tenga para convivir con tantas inestabilidades. Del cuerpo, de los hechos, del alma misma, y aún así estamos dispuestos a ir por esa respuesta, inagotable quizás, cercana y simple tal vez, o simplemente todo lo contrario.
Las situaciones problemáticas también son un juego en el que nos envolvemos porque tenemos algún tipo de necesidad de vivirlas.
Todo es un aporte bien visto, y la iluminación alcanzada nos conecta con la capacidad de resolver esas situaciones que en principio parecen tan problemáticas. Luego le vemos la otra vuelta y lo que era un dilema se convierte en una OPORTUNIDAD.
El cuerpo seduce más cuanto más acumulación de hechos fortuitos genere. Más se aprende y menos se cuestiona así.